"...hay una gran continuidad en mis relaciones con la gente; mejor dicho, en mis afectos. Rechazo los contactos breves, fortuitos, irreflexivos. No hay en ello el menor rastro de Marte, ni amor a la interrupción, la guerra, la acción, sino un esfuerzo paciente, subterráneo, delicado por destruir la soledad de los seres humanos, un interés por los detalles, por la integridad. Me entrego a esta obra creativa como a ninguna otra. No es casual que mis amores y amistades ocupen un lugar tan inalterablemente importante en mi vida..."
fragmento de Incesto, Diario no Expurgado, 1932-1934,
de Anaïs Nin.